¿CÓMO TE CAMBIA LA VIDA INSTAGRAM?

¡Buenas! Os vengo a comentar este video tan interesante que me salió hace un par de días en YouTube. Como podéis observar por el título, trata de la relación que tienen muchas de las personas que usan esta red social tan famosa, Instagram, con la verdadera realidad que hay tras las pantallas. En España hay más de 20 millones de usuarios registrados de todas las edades, de todas las profesiones, de todas las partes del mundo, etc. Sin embargo, aunque pueda haber tantas diferencias entre unos y otros, hay un factor común que se repite en muchos de los usuarios, y es el siguiente:


Seguramente habréis visto el video e inconscientemente hayáis verificado que todo lo que dice es cierto, que no le falta ni pizca de razón en todos y cada uno de los ejemplos que pone, incluso se os habrán venido personas a la cabeza que les pase o que hayan vivido este tipo de situaciones, o puede que os hayáis sentido identificados en algún momento vosotros mismos. A continuación, iré analizando poco a poco todo lo que se muestra en él.

El video en cuestión se resume en una simulación de diferentes personas que mantienen una conversación con su Instagram, la cual está dividida en diferentes niveles que van en aumento. 

En primer lugar podemos ver como una chica está revisando su teléfono cuando de repente le pregunta a Instagram si es guapa, a lo que este le responde que por supuesto, y hace una evaluación del mismo de acuerdo a los "likes" que podría tener si subiera una foto a su perfil de Instagram. La respuesta no agrada a la chica, ya que según ella son pocos, entonces Instagram le ofrece una solución, hacerse cirugías estéticas para así ser más del agrado de las personas que la vean por las redes y obtener más likes.

Fuente: pixabay
En exactamente 25 segundos (nivel 1) la introducción de este video ha resumido la vida de muchísimas personas que merodean por esta red social diariamente, recalcando que lo único importante en la vida son los me gustas que personas de nuestro entorno o simples desconocidos puedan darnos, quitándole total importancia a la opinión que se tenga de uno mismo.


Llegamos al nivel 2, en el que un chico le pide opinión sobre la ropa que lleva puesta a Instagram, quien critica que no sabe combinar los colores ni de su ropa ni del interior de su casa, y que le vendría bien un cambio para que todo fuera más llamativo y consiga más likes, sin tener en cuenta, por supuesto, el coste económico que supondría llevar a cabo esa acción, factor que pasa a segundo plano al instante.

El nivel 3 abarca la gastronomía que puede mostrarse en las redes, porque ¿quién no ha fotografiado o subido a Instagram alguna vez un plato que te haya encantado o que simplemente te haya llamado la atención su presentación?. Pues bien, aquí ya no importa si el plato te gusta o no, si es bueno para tu salud o no, sino el hecho de que muestres que comes variado, caro, sano., exótico...

En el nivel 4 nos desplazamos al ámbito turístico. Cuando viajamos solemos fotografiar muchos de los objetos, paisajes o monumentos que vamos viendo con el fin de llevarnos un recuerdo de aquello que al verlo nos hizo disfrutar. Como no podía ser menos, Instagram insiste en recopilar todas las fotos que se puedan, sin tener en cuenta el interés que tenga el individuo sobre esas fotografías. 

Por último llegamos al nivel 5, en el que se ve el sufrimiento de una madre que está a punto de dar a luz y la emoción de un padre que apoya a su pareja a pasar el mal trago. Al principio podríamos pensar que es una situación bastante normal y aceptable, sin embargo, al final puede verse como la única preocupación de la mujer no es ni su salud ni la de su propio hijo, sino la opinión de Instagram y la calidad del acto de cara a las redes.

Fuente: maxpixel

Tras analizar estas cinco situaciones el mensaje está muy claro, y es que muchas veces caemos en el error de subordinarnos ante el efecto que causan las redes sociales como Instagram, que hacen que nos obsesionemos con tener el mejor físico, publicar las mejores fotos, vivir las experiencias más increíbles o presumir de la ropa más cara.




Todos estos ejemplos tienen un coste que se ve muy bien reflejado en el video que os muestro, pues al final de cada nivel se repite una oración (en diferentes ámbitos) que me gustaría destacar:

"El peligro no importa, importan los likes"
"El dinero no importa, importan los likes"
"La salud no importa, importan los likes"
"Disfrutar no importa, importan los likes"
"La vida humana no importa, importan aún más los likes"

Os invito a que reflexionéis sobre lo dañinos que son estos pensamientos y actitudes en nuestro día a día, y como poco a poco hemos dejado de hacer o de pensar cosas que realmente nos gustaban por agradar a los seguidores que tenemos en las redes sociales. Las redes sociales son herramientas muy útiles, para trabajar o como medio de entretenimiento, pero hay que saber usarlas de forma responsable, positiva y sana.

Fuente: pxhere

Comentarios

  1. Hola Laura!
    Lo cierto es que la mayoría de nosotros somos conscientes del daño que conlleva estar sometidos/as constantemente a la presión que genera una red social; ya sea por la importancia dada a los likes, a los cánones de belleza a seguir, al número de seguidores (popularidad)... Todo ello influye en nuestra autoestima, pero no solo con eso, dicha presión también contribuye a que dejemos de disfrutar de nuestro entorno y de nosotros mismos, haciendo que estemos más implicados en dar uso a la propia red, que en vivenciar determinadas experiencias.
    ¿Cuándo comenzaremos a ser honestos con nosotros mismos? ¿Podremos hacer frente a esta problemática, viviendo en una sociedad cada vez más expuesta a las redes sociales?

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    1. ¡Hola Marta! Concuerdo contigo en todo lo que dices. Ciertamente todos sabemos que las redes sociales no son todo lo sanas que nos gustaría, y que además de ser un medio de entretenimiento, pueden resultar peligrosas si son usadas en exceso o si nos creemos todo lo que vemos en ellas. Yo pienso que cada uno debe aportar su granito de arena para que las redes sociales sean más seguras y no creen esa dependencia emocional de la que hablamos.

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