INTELIGENCIA EMOCIONAL
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Las emociones constituyen un componente fundamental de la naturaleza humana. A veces realizamos acciones y tomamos decisiones importantes en base a argumentos que nos resulta muy difícil definir debido a su naturaleza emocional. Todos los días hacemos cosas que nos hacen sentir bien e intentamos evitar otras que pueden disgustarnos, de igual manera intentamos causar en los demás emociones positivas y evitar sus reacciones negativas. Los estudios sobre la emoción humana tienen como antecedentes tres líneas teóricas surgidas a partir de la obra de tres importantes autores: Charles Darwin, William James y Sigmund Freud.
Los seres humanos presentamos muchos tipos de emociones y a lo largo de nuestra vida probablemente vivamos experiencias que nos hagan sentir desde las más básicas y primarias (innatas y universales, como la alegría, la ira o el miedo) hasta las más secundarias (son aprendidas mediante la socialización y el desarrollo de las capacidades cognitivas, como por ejemplo la vergüenza, los celos o el orgullo). Las emociones son temporales, es decir, no siempre vamos a sentir la misma emoción, sino que irán cambiando según los estímulos que se presenten a nuestro alrededor.
La inteligencia emocional (IE) es un conjunto de habilidades que una persona tiene para comprender, emplear y gestionar nuestras propias emociones de modo que nos permitan hacer frente a ciertas situaciones de la mejor manera posible. A continuación os mostraré un vídeo para que entendáis la importancia de saber manejar nuestras emociones y evitar que sean ellas las que nos controlen a nosotros.
Las personas que presentan un alto grado de inteligencia emocional cuentan con más posibilidades de formas relaciones sanas en todos los aspectos de la vida, tanto consigo mismas como con los demás (sociales, laborales…)
Estas personas tienen ciertas características muy útiles y necesarias, como por ejemplo:
- Prestan atención a sus emociones: además de sentirlas, las analizan con cautela.
- Saben identificar sus sentimientos: validan todas sus emociones y las expresan de forma clara, no las reprimen.
- Son realistas: conocen sus capacidades y sus límites, saben qué objetivos pueden conseguir y cuales les cuesta más trabajo.
- Mantienen un equilibrio: son conscientes de que todo tiene un lado bueno y otro malo, por lo que no se frustran tanto.
- Controlan sus emociones: evitan dejarse llevar extremadamente por sus emociones, ya que eso supondría una pérdida de control.
- Comprender las emociones ajenas: al conocer el grado en el que pueden afectarnos las emociones y las diferencias que hay entre unas personas y otras, tratan de ser empáticos y aceptar los procesos que requieran el resto de personas.
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La inteligencia emocional cuenta con cinco pilares, los cuales fueron nombrados por primera vez por el psicólogo Daniel Goleman en 1995. Son los siguientes:
La autoconciencia: habilidad de identificar y comprender nuestras propias emociones (introspección) y el grado en el que éstas nos afectan.
La autorregulación: capacidad de controlar nuestros sentimientos y así evitar un desequilibrio que pueda causar graves consecuencias.
La motivación: es lo que impulsa a una persona a realizar una acción para conseguir una meta y mantenerse firme a pesar de las dificultades que puedan presentarse durante el proceso.
La empatía: capacidad de reconocer y entender cómo se sienten las personas para así regular nuestras respuestas al interactuar con los demás. Cada persona es única y reacciona de manera diferente ante ciertos estímulos, por tanto hay que saber adaptarse a las diferencias existentes.
Las habilidades sociales: técnicas usadas para establecer una buena comunicación a la hora de interactuar con las personas teniendo en cuenta sus emociones. Es igual de importante la comunicación verbal como la no verbal.
Tras leer esta entrada ¿crees que tienes una alta inteligencia emocional?
Para averiguarlo os dejo aquí un test que os dará pistas sobre ello.
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